Hola a tod@s!
Aquí estoy después de casi 3 semanas postparto decidida a contaros como ha sido la experiencia más importante de mi vida: mi parto.
Salía de cuentas el día 19 de septiembre y mi hija nació el 25 de septiembre.
El día 20 de septiembre empecé a notar contracciones dolorosas pero irregulares. Me pasé 4 noches sin dormir apenas. Fué uno de los peores momentos de mi vida, ya que las contracciones venían cada 12, 15, 10 minutos pero no me ponía de parto.
Fuímos dos noches al hospital. La primera de ellas fue la primera noche que tuve contracciones dolorosas porque eran bastante difíciles de soportar, pero me enviaron a casa como era de esperar. Tengo que decir que esa noche una matrona me hizo un tacto y pongo la mano en el fuego que me realizó la maniobra de Hamilton… Me hizo muchísimo daño y noté como giraba sus dedos en la entrada de mi útero…Total, que los días siguientes hasta el parto todavía fueron más dolorosos. Estaba mi família con nosotros en casa y apenas podía andar (yo solamente podía pensar en la m…dita matrona).
La segunda noche que acudimos a urgencias fue la anterior a ponerme de parto. Resulta que sobre las 4 de la mañana noté como bajaba un líquido amarillento pero muy poco abundante, así que por si las moscas nos plantamos otra vez en el hospital. Me atendió una matrona majísima y apenas me enteré del tacto (cosa que confirmaba mis sospechas anteriores sobre la maniobra de Hamilton). Me dijo que no era líquido amniótico así que volvimos otra vez a casa.
Al día siguiente yo ya estaba desesperada por no ponerme de parto y sentir tal dolor. Decidí cambiar el chip. Intenté relajarme al máximo y por la tarde me puse tumbada tranquilamente a meditar. ¿Y qué pasó? ¡Que en medio de la meditación rompí bolsa! Aún así, yo no estaba segura de si era la bolsa…¡Habíamos ido ya tantas veces al hospital!
En cuanto la matrona me vió la ropa empapada no le quedó duda. Había rotura de bolsa y el bebé se había hecho caca dentro. Había que inducir. En ese momento a mí se me nubló la vista, mientras el futuro papá todavía pensaba que podríamos usar la bañera de dilatación… ¡POBRE!
Ingresé y lo primero que hicieron fue hacerme una analítica de sangre ya que había pasado un mes desde la última y tenían que asegurarse que el tema de la coagulación estaba correcto por si pedía la epidural.
Me ponen oxitocina y a esperar… Aguanté 3 horas con la oxitocina y sin pedir la epidural. Me moví por toda la habitación, usé la pelota «fitball», intenté todo tipo de posturas pero los dolores con la oxitocina eran inaguantables y yo estaba agotadísima… Así que pedí la epidural a gritos (hasta Sandro se asustó!).
Tardaron 5 minutos en venir las anestesistas. Para mal de todos los males mi anestesista estaba en prácticas y casi me da un ataque de histeria. Si no llega a ser por mi matrona que supo tranquilizarme en todo momento no sé que hubiera hecho. Decir a todas las que como yo temáis la epidural como vuestro mayor miedo que ¡es un pinchacito de nada! Se nota una pequeña presión en el interior de la columna y listo, así que me sentí un poco absurda por haber tenido tanto pánico a ese momento.
A los 10 minutos ya no sentía las piernas ni dolor. Lo único que sentía a cada contracción era que la barriga endurecía pero nada más. Incluso pude descansar y dormir. Para mi la epidural fue mi slavación porque no sé de donde hubiera sacado fuerzas en el momento del expulsivo si no hubiera descansado después de 4 días sin tregua.
Al rato vino la matrona y me acabó de romper la bolsa. También me sondaron (la epidural se elimina por la orina). Sentí un pequeño dolor para nada inaguantable. Y así llegaron las 7 de la mañana y el momento en que la matrona me hace un tacto y me dice las más esperadas y deseadas palabras: ¡ESTÁS EN COMPLETA Y EN 15 MINUTOS EMPEZARÁS A EMPUJAR! Qué sensación escuchar eso y saber que el momento más importante de tu vida está ya ahí. 🙂
El momento del expulsivo duró unos 40 minutos…pensé que mi niña no salía, que ya no sabía de donde sacar más fuerza para empujar más fuerte, pero al final se saca de donde sea. Con cada contracción, que las sentía bastante porque había dejado de ponerme dosis de epidural, empujaba con más fuerza. Mi matrona fue un diez. Me ayudó y me animó muchísimo en todo momento, y el papi a mi lado como un campeón.
Llegando al final del expulsivo vi como traían instrumentaria para cortar el cordón umbilical y yo, pensando que me iban a hacer episiotomía porque la niña no salía empujé con todas mis fuerzas casi sin pedirle «permiso» a la matrona y ahí nació Julia. A las 8.01h de un precioso lunes de septiembre. 25 de septiembre. Me la pusieron encima al segundo de nacer y el papi lloró emocionado. Yo estaba en shock, la verdad, y tengo que decir que no lloré hasta la noche de ese día pero lo que sentí en ese momento fue lo más intenso que he sentido en toda mi vida. Mi bebé campeona se enganchó al pecho al minuto (yo que tenía tanto miedo que no se enganchara…).
Llegó el final del parto con la expulsión de la placento que tengo que decir que fue rapídisimo. Y con su expulsión, me llegó un alivio impresionante. Cesaron por completo las contracciones y lo único en lo que me concentraba era en Julia. Apenas sentí el dolor mientras mi matrona me cosía. Desgarré de forma natural y me pusieron 3 puntos exteriores. Los puntos interiores no los pregunté.
Y así finaliza el momento más bonito y mágico de nuestras vidas. Como reflexión diré que a pesar de no haber sido el parto que yo deseaba, lo importante es que mi niña nació perfecta y yo me sentí en todo momento respetada y cuidada…y eso es lo más importante.
Espero que te haya gustado y hayas disfrutado de mi pequeño relato referente a mi parto 🙂